Capitulo 9 Parte 2: Deducción
En el fondo sabía quien era él. Mis recuerdos lo decían incluso los suyos lo afirmaban. Él estuvo presente el día en el que mis padres murieron, lo cual no era fácil de olvidar ni difícil de creer ya que se hallaba escondido tras un árbol.
Sentí movimiento bajo mis manos. Le mire.
No, aun seguía dormido lo que era un alivio.
Termine la tarea en la cual estaba poniendo todos mis sentidos. Nunca he visto a un chico sin camiseta eso sin contar a los de las revistas y anuncios.
El sudor empezaba a extenderse por mi frente. Respire hondo y le quite la camiseta. Con torpeza envolví su torso y me deje caer a un rincón de la cama.
¿Era Posible creer lo que había visto y escuchado?
Sin duda la respuesta seria NO.
…
“Vienen a por ti”
-¿Estas bien?
Levante la cabeza hacia arriba esperando ver a Andrew. Necesitaba con urgencia estar con alguien que me comprendiese.
El extraño se situó frente mi y con sus finos y pálidos dedos me tomo por la barbilla.
Mire sus ojos y vi como la tristeza se mezclaba con la angustia. Algo debía afectarle y no estaba satisfecho de que lo hubiese descubierto.
-Charlotte, ¿Porque estas aquí?-Preguntó.
Su rostro me recordaba al de los príncipes con los cuales soñaba.
Tranquilamente aparto los mechones que interponiéndose entre los dos evitaban un posible contacto visual.
“Charlotte, ¿por qué estas aquí?”
Resignada mire hacia el fondo de la habitación que hacía unos instantes se encontraba desierta.
Recuerdo haber corrido y caído, gritado y callado, pero, por algún extraño motivo mi mente se paró y no supe como llegue hasta ahí.
Me frote los brazos intentando hallar calor a la vez que una respuesta coherente y convincente para explicar lo ocurrido tras lo cual lo único que mis labios fueron capaz de formular fue:
-No lo sé.
…
Desde pequeña había escuchado voces por lo que me habitué a ellas pero las ocasiones en las que me alertaban u avisaban de cosas sobre las cuales no prestaba importancia sentía que algo en mi interior decaía, cediendo a una presión insistente y sofocante.
Mi madre solía decir “cuando escuchas algo que los demás son incapaces de escuchar significa que estas descubriendo quien eres y a donde perteneces.”. Pero yo ya sabía quien era y no me gustaba recordarlo.
Mire de reojo al chico tumbado en mi cama.
El vendaje dejaba mostrar la forma que adquirió su cuerpo durante una gran etapa de su vida. Su pelo estando en contacto con la luz no parecía tan oscuro como en un principio creí. Las facciones de su rostro al igual que las de su torso mostraban cortes no muy profundos y desapercibidos.
Me levante y baje en dirección a al cocina a por una taza de chocolate caliente.
La lluvia había parado hacia varios minutos.
Intente tranquilizarme pero no me sirvió más que para encender el i-pod.
Sentada en el taburete del mueble-bar sentí como todo se desvanecía quedando solo el camino del pasillo el cual conducía a la habitación desahitada de debajo de las escaleras.
Nunca entre ahí. Lo tenía prohibido desde pequeña.
En todas las casas había una habitación destinada a servir de almacén u desván pero esta era todo lo contrario. Estaba vaciá. Desprovista de material mobiliario según me contaba Andrew.
Resignada mire la taza posada sobre la mesa.
En ocasiones mi hermano entraba y no salía hasta pasado un tiempo.
Durante años pasó la mayor parte del tiempo libre que tenía encerrado ahí, eso por no decir encarcelado por propia voluntad.
Una fuerza extraña emanaba de aquel lugar. Lo intuía. Y Andrew lo sabía, pero no podía pedirle explicaciones respecto a eso. No ahora, al menos.
Intentaba comprenderle, sentir lo mismo que él e intentar ayudarlo lo máximo posible pero su testarudez podía más que las ganas de sentirse acompañado las cuales se reflejaban en sus ojos claros.
Suspiré.
¿Qué importancia habría de tomar aquel cuarto para absorber su atención? Esa siempre fue mi pregunta sin respuesta, incluso ahora pensaba que no era normal, pero, ¿quien era yo para juzgar lo normal de lo anormal? Mi opinión no servia e incluso sería capaz de afirmar que si en todo caso se decidiese tomar por valida, rápidamente sería desechada, después de todo procedía de al rara.
